1.4.12

la Madre quiere ayuda!

La Madre grita y parece que nos importa lo justo. Lo justo para hacerle fotos, para ver las intensas llamaradas y dejarlas también plasmadas como si se tratase de un bello momento, para escribir sobre lo que sucede, y para comentar entre unos y otros lo que sucede en un lugar o en otro de la tierra. Lo justo para que digamos: ¡Ohh, hay fuego, está ardiendo, no puede ser! 

Y la realidad sí, es cierta. Que la Madre está en pleno llanto por el fuego que le arrebata a sus hijos es un hecho, una verdad jodida como la peor y como la que más, los hijos de la Madre se dedican a quemar a sus hermanos, a lo suyo, su gran legado, ese tan bello y grande como es el planeta... Y nosotros, unos y otros nos mantenemos tantas veces alejados de su sufrimiento... Actuamos como si nada fuese con nosotros, cuando en realidad somos los encargados de que la naturaleza siga siendo lo que es, la belleza que nos ayuda a vivir, que nos aporta lo necesario para seguir aquí... Nuestra labor es cuidar a los nuestros, y qué es la Tierra, la naturaleza, los campos, los animales, los ríos, mares y  océanos... ¿acaso es algo ajeno a nosotros?

Nos reunimos para muchas cosas y, para ayudar a la Madre a que deje de arder... ahí parece que sólo estamos en faena cuando nos toca cerca, muy cerca como para que realmente nos toque la moral, cuando realmente vemos que esto puede llegar a afectar a nuestros intereses materiales más próximos, a los que el apego nos puede... Si, en ese momento nos unimos, nos ponemos manos a la obra para luchar contra el fuego. Mientras tanto pensamos, criticamos, cotilleamos con estos y con los otros, hablando o escribiendo, sobre lo que pasa, sobre quién habrá sido el causante del fuego, si este o el otro, un cúmulo de conjeturas con tal de echar la culpa a alguien concreto, incluso llegamos a las cúpulas políticas para decir que son ellos los responsables, parece que siempre son ellos los culpables...

Por favor, cuando dejaremos de ser tan estúpidos, tan ignorantes, tan inconscientes... Somos nosotros los responsables de lo que pasa, yo, tú, él, ella... Cada uno de los que habitamos en este mundo, y a la vez, el conjunto que formamos junto con el universo, somos los causantes de todo lo que sucede, tanto en nosotros como fuera de nosotros... 

Cuando te darás cuenta de que tanto tú como yo, somos uno, somos parte del todo que nos une y nos ha unido por siempre. Si tú estás bien, yo también lo estoy; de igual modo que si tú estás menos bien, yo lo estoy igual que tú... ambos estamos en el mismo lado, fuera vemos como el reflejo de lo que somos dentro, con unas y otras experiencias, en el camino de la vida, en el sendero de la plenitud de la humanidad... ¡si Yo dejo de existir, Tú dejas de existir, el Todo  y la Unidad dejan de existir!

Tú, puedes cambiar la realidad del mundo, has de creer en ti y saber que así es! Recuerda siempre que Todo es posible! La Madre nos solicita y nosotros hemos de estar con ella, sanarla, cuidarla y amarla es nuestra labor como habitantes de este bello mundo!

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