27.6.13

Cuestión de confianza

¿Cómo puede dejar de acompañarnos la duda en el transcurrir del día?

¿Cómo confiar en alguien cuando antes no pudo ser, cuando uno viene de circunstancias extremas?

¿Cómo sentir el estado de la sencillez, de la plena entrega y confianza en alguien sin saber su fiel realidad?

¿Cómo poder confiar en una persona cuando lo que intuyes, te lleva a creer todo lo contrario a lo que puede decirte, cuando parece que se oculta tras las palabras en silencio?

El único modo posible de hacerle frente a ese estado de no fe, es Confiando!

Muchas son las veces que interpretamos gestos, tal vez letras de canciones, palabras a medias, intenciones que quizás, sin haber preguntado o pedido alguna posible explicación las hemos ya sentenciando. Solemos enjuiciar sin saber, sólo nos basamos en lo qué nos parece que puede ser...

Es fácil creer lo que puede ser. Pero es solamente un montón de conjeturas que en muchas de las circunstancias son infundadas y nos llevan a malos momentos, a juicios injustos e innecesarios y también, al sufrimiento descontrolado de nuestra propia esencia.

Cuando permitimos que las circunstancias fluyan sobre su cauce, todo resulta tener otro sentido. 
Si de primeras creemos que las opciones son limitadas e incluso, dictamos cuales pueden ser estas, o incluso, las reducimos ya a una sola, el dolor se convierte en ira y rabia, nos llena el alma de odio. 

Situaciones tales contrarias a nuestra condición como seres de luz que somos, dispuestos a entregarnos por y para el otro, luceros que desde lo más profundo brillamos con el fin de compartir la luz en el camino de la verdad.

Cuando te permites confiar en ti, en tu intuición, en Dios, ese estado se amplía a toda tu realidad.




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