10.6.13

libertad de expresión

Dios existe, y a Él le agradezco que el vocabulario y la expresión sean libres para cada uno. 
Con todo, en un momento de la vida ves tal cual es la realidad y cómo se mueve el mundo, entiendes  que no siempre hay que callarse y ya hay que actuar con hechos. Mejor dicho, llega un día en el que has de poner un orden al desorden que te rodea.

Y en este punto me encuentro. En el que la lógica se antepone al punto de vista de la familia y de las jerarquías establecidas y estipuladas. Llegados aquí, a saltarnos ya lo estipulado como correcto o como acallado, toca llamar a las cosas por su nombre, y decir lo que a uno le corresponde.

Pues claro y aclarado el comienzo, en este punto me encuentro, no puedo callar y seguir sin que algo que de un modo u otro me afecta y tenga que salir al paso, mi religión no me lo permite. 
El Universo me repite constantemente que ya está bien. Que andado el camino hay que brotar y salir hacia la luz, dejarse oír, dejarse ver. 
Es ya tiempo de decir las cosas en el momento justo, preciso, cuando realmente suceden y no, escuchar y permitir que sigan dañando al exterior y al resonar interno. De nada serviría sino el caminar diario en el avance. 

Si acallas tu voz exterior mientras que la interior habla, sólo provocas daño en ti y permites a la vez que siga la injusticia.


Cuando hablas, cuando escribes, Siempre y en todo momento, las palabras repercuten en toda la humanidad, desde ti que eres quien las utiliza, pasando por tu familia, tus amigos, y siguiendo al resto que aún y sin leerte, o sin escucharte, sin siquiera conocerte, le alcanza la magnitud de la vibración de la palabra. Sí, la palabra es algo tan poderoso que en bien uso es una riqueza, y en mal uso puede causar la lucha constante. La palabra es como un sunami que arrasa todo lo que encuentra en su onda expansiva y tú, que desde tu interior brotan, te llevas buena parte de ese choque de partículas.

Me parece importante destacar una posibilidad para aplicarnos todos y cada uno 
"antes de escribir, de hablar, de responder a una pregunta, contestar ante una ofensa de un comentario, a un piropo, sea lo que sea, nos paremos a sentir qué provocarían las palabras que vamos a decir al otro, que demos la vuelta y escuchemos antes nuestras palabras en nosotros
¿nos gusta lo que oímos? ¿somos sinceros y honestos con lo que trasmitimos? ¿hablamos sin ofender?

La libertad personal llega hasta el punto en el que empieza la libertad del otro, por eso si nuestra conducta perjudica de algún modo a alguien, ya no estamos ejerciendo de una manera limpia y honesta nuestra libertad, pues estamos dañando con nuestros actos al prójimo. Seamos conscientes con todo lo que hacemos, dejemos de actuar y de comportarnos como si fuésemos los únicos del planeta, como si todo diese igual y nada importase. 
Al igual que la Tierra es de todos y hemos de cuidarla, también tu vecino es tu hermano, y al igual que aquel al que te pasas el día insultando, criticando, chinchando...  

Claro está, eres muy libre de hacer lo que queiras, pero... a los demás también nos parecen un poco abusivas o fuera de lugar en muchas ocasiones que unos y otros se tiren los trastos, se insulten, pues como es sabido, lo que a uno le pasa, le ocurre también a él mismo, las leyes universales son para todos y se cumplen siempre!

Le doy las Gracias a mi +hermano+mayor+ pues fue gracias a sus palabras leídas entre sus publicaciones, sus frases y comentarios a viva voz, quien ha logrado surjan en mi y se abra paso al camino guiada una vez más con la luz divina. Son palabras expresadas desde el amor y la humildad en pro y ayuda de un mundo mejor!!

Como tú vibras, así resuena en mi, porque tú eres yo, y ambos, Luz e hijos de Dios!

1 comentario:

  1. La mayoria de las veces, soltamos palabras al viento que se las lleva sin más, pero cuando se plasman en un orden pausado, con amor, respeto y sincerida, hacen que vibre hasta el soporte en el que puedas estar leyendo.
    Gracias Asun por tus palabras.
    Te quiero.

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